El pasado mes de febrero hizo un año que se inauguró la exposición «Catalunya Mar Enllà«. Un título evocador que cierra el nuevo discurso museográfico del Museu Marítim de Barcelona. Tras la restauración del edificio de las Reials Drassanes de Barcelona, finalizada en 2013, ya es posible recorrer la historia marítima catalana del siglo XIII a nuestros días. «Catalunya Mar Enllà» reúne 140 piezas seleccionadas de los fondos del Museu, que abarcan los siglos XVIII al XX.
Actualmente, el museo ha adaptado el recorrido y las exposiciones a la nueva situación impuesta por la pandemia de la COVID-19, extremando las medidas de seguridad para los visitantes y sustituyendo, entre otras medidas, las audioguías por códigos QR que facilitan el acceso a información complementaria y sonido de algunos audiovisuales.
La navegación atlántica
La muestra es la continuación de la exposición «Drassanes i Galeres» y comienza con la apertura de la marina catalana al Atlántico. Atrás queda el mundo de las galeras, de la navegación de cabotaje y las grandes batallas navales del Mediterráneo. El Decreto de Libre Comercio (1765) será el punto de partida de la gran aventura de viajar a América. Con las rutas de Oriente controladas por los otomanos y las de las colonias americanas infectadas de piratas y corsarios ingleses y franceses, la Corona española necesitaba de valientes dispuestos a navegar por libre. Las flotas comerciales resultaban costosas y era hora de abrir el comercio a quien estuviera dispuesto a arriesgarse sin protección oficial.
El primero y segundo de los siete ámbitos temáticos de la exposición narran este audaz camino hacia una prosperidad perdida con la Guerra de Sucesión. Para ilustrar tal hazaña, un vídeo nos trasporta, efectos especiales incluidos, al peligroso viaje de uno de estos primeros capitanes, el del pailebote San Esteban.
Los modelos de las fragatas Mataró y Barcelona también son ejemplo de los veleros que zarparon en busca de fortuna. Estas maquetas se utilizaban para enseñar a los futuros pilotos en las escuelas náuticas, como la fundada por Sinibald de Mas en la capital catalana.
La visión de Sinibald de la formación del marino profesional todavía se basaba en la experiencia extrema. Él había aprendido a bordo de una nave berberisca de Argel, de la que fuera prisionero durante seis años, y recomendaba a sus alumnos que aprendieran la técnica, pero que no olvidaran que en el corso y la lucha residía el auténtico saber marinero. ¿Queréis escuchar a Sinibald? La exposición permite asistir a una de sus clases. Desde la misma grada, otro maestro, Josep Peral, insta a los jóvenes a que se centren en los cálculos, la lectura cartográfica y la utilización del instrumental náutico como el sextante o el compás.
El comercio mar allá
El tercer espacio expositivo nos conduce de lleno al comercio, a los productos, cargas y rutas. «Catalunya Mar Enllà» acerca al público a los intercambios que propiciaron el auge de la economía catalana en el siglo XIX. Productos manufacturados como vino, aguardiente, tejidos de algodón, papel, armas… son llevados a las colonias de ultramar. De estas se importan tintes, azúcar, algodón, café y cacao que se venden en Europa. Sin embargo, la creciente riqueza que produce este mercadeo lleva consigo la lacra del comercio de seres humanos.
Un espacio expositivo recrea por secciones la bodega de un barco de la época con su diverso cargamento, en el que no faltan los esclavos. Bajo nuestros pies, un mapa marca las rutas comerciales. Nos ayuda a entender cómo la captura de nativos africanos para su venta en las plantaciones de Cuba o Louisiana abarataban el precio del algodón e impulsaban la industria textil de nuestro país.
El momento merece una reflexión: ¿reconocemos en este mecanismo de explotación lo que hoy en día sucede con el Sudeste Asiático? ¿La ropa barata que llevamos, lo es porque sí? Enric Garcia, Jefe del Área de gestión de colecciones y del conocimiento, comenta durante las visitas a especialistas los planes del museo sobre una futura exposición acerca del controvertido tema de la trata.
Los barcos
Los nuevos tiempos requerían nuevas embarcaciones. La tecnología avanzaba, no obstante, topaba con los métodos tradicionales de la larga tradición mediterránea. Los barcos catalanes no eran competencia para los franceses e ingleses. Una gran vitrina expone la gran variedad de veleros y su comparativa con modelos tales como el Cutty Sark, el famoso clipper británico.
Está apunto de irrumpir el vapor y ya las naves son más grandes, seguras y rápidas. Pero algunos astilleros se mantendrán en el sistema artesanal que había funcionado durante generaciones. La vela y el vapor convivirán hasta que el segundo se imponga de forma definitiva.
Un ejemplo de este pasado glorioso es el mascarón de proa de la corbeta Blanca Aurora, que representa a Maria Parés, hija del armador y capitán Silvestre Parés (obra de Francesc Pasqual Granés, Lloret de Mar, 1848). La pieza es de singular belleza y no pasa desapercibida durante el recorrido de la exposición. La fotografía de Pere de Prada capta a la perfección la tierna melancolía del mascarón.
La revolución del vapor
«La nueva revolución» es el título del quinto ámbito de la exposición. Hierro y vapor, nubes de carbón, puertos con diques hidráulicos y transporte masivo de viajeros. El personal de las navieras se diversifica y amplía con el personal de fonda, sanitario, de servicio… El sexto ámbito se centra en las grandes compañías, primero la Trasatlántica y después la Transmediterránea.
La Compañía Trasatlántica Española (fotografía del cartel de Pere de Prada) fue la principal compañía de navegación en España en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX. Comenzó su andadura como Antonio López y Cia. y cerró en el año 2010 como Compañía Trasatlántica. Dicha empresa tuvo un papel fundamental en la modernización del transporte marítimo y en el desarrollo portuario de Barcelona. El Museu Marítim de Barcelona preserva una parte muy importante de sus fondos y tiene un programa de investigación permanente dedicado a la compañía.
El placer de viajar
El vapor Isabel de Borbón fue construido en 1913 por William Denny Brothers, de Dumbarton (Escocia), astilleros de los que salió la mayoría de la flota de la Trasatlántica. Con origen en Barcelona y final en Buenos Aires, realizaba 14 veces al año la Línea del Mediterráneo a Brasil-Plata. El viaje duraba unos 28 días. Tenía capacidad para 250 personas en Primera Clase, 100 en Segunda, 75 en Tercera Preferente y 1700 para migrantes. El mar de la aventura daba paso al de los ferrys.
El mar, hoy
La exposición «Catalunya Mar Enllà» finaliza con un segundo vídeo que repasa la evolución del uso del mar, los problemas actuales y hacia dónde debemos encaminarnos si queremos salvarlo para los que vendrán después de nosotros. El mar como espacio de ocio se utiliza desde el siglo pasado, aunque cada vez está más saturado de cruceros, usuarios de las playas… Los residuos, las islas de plástico… son una consecuencia de una mala gestión del progreso. Solo cabe concienciarnos y recordar que el mar ha sido y será parte esencial de la vida, del intercambio, del viaje… De La Odisea hasta las motos acuáticas en realidad hay un suspiro, la historia de la civilización es breve, no permitamos que sea la que arruine el Planeta Azul.
Les Sorres X. Un barco medieval
Poco antes de finalizar la visita a «Catalunya Mar Enllà», hay que desviarse para ver la instalación anexa que presenta el barco medieval Les Sorres X. Esta barca fue encontrada en Castelldefels en 1990 durante las obras de construcción del Canal Olímpico. Data de la segunda mitad del siglo XIV y es el primer ejemplo de embarcación arqueológica musealizada en Cataluña. Es a su vez uno de los escasos testimonios de la navegación comercial medieval en el Mediterráneo.
En un primer momento, el Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña asumió el desmontaje, la documentación de las piezas, la restauración y la conservación. Desde el 2011 forma parte del Museu Marítim de Barcelona. A partir de 2015, el Museu fue el encargado de devolver al Sorres el aspecto que tenía tras su hallazgo y adaptarlo a su exposición al público.
La investigación evidencia que las formas de las embarcaciones en el Mediterráneo no han variado a lo largo de los siglos, como lo demuestran la Madrona o el Papet, barcas de pesca expuestas junto al Sorres.
Por el diseño expositivo el Museu Marítim ha recibido el Premio Selección Emporia 2019: Al mejor montaje de una exposición efímera no itinerante y el Premio FAD de Arquitectura e Interiorismo 2020 en la categoría de Intervenciones Efímeras.
#CatalunyaMarEnllà
#lessorresX
Magnífico artículo, Isabel! A ver si puedo acercarme a disfrutarla. Un abrazo
L’artícle «CATALUNYA MAR ENLLÀ. TRES SEGLES DE MARINA CATALANA» ens deixa amb la mel a la boca i amb ganes d’anar-la veure. Vejam si el «maleït virus» ens deixa tranquils i ho podem fer!
Es un article molt engrescador que genera ganes de fer la visita. No és difícil imaginar els materials descrits, situats en el marc d’un espai com el del Museu Marítim. Trobo especialment interessant l’apartat sobre el mar avui, l’efecte que provoca l’abocament de residus i el deteriorament de la natura.
Felicitats, Isa, per l’article!
Gràcies, Montserrat! Realment paga molt la pena visitar-la!