Eloy Tizón
Eloy Tizón es escritor, madrileño, y autor de tres novelas y tres libros de relatos. Su obra más conocida, hasta la comentada a continuación, es Velocidad de los jardines, escrita cuando contaba veintiocho años y publicada por Anagrama en 1992.
Los relatos de «Velocidad de los jardines» han recibido críticas extraordinarias por los expertos de «El País», entre otros muchos, llegando a ser considerados en su conjunto como un ejemplo de lo más destacado de la literatura española del siglo XX. El listón estaba muy alto.
Técnicas de iluminación
La nueva obra de Eloy Tizón, Técnicas de iluminación, publicada por la editorial Páginas de Espuma, es en estos momentos finalista del IX Premio Setenil al Mejor Libro de Relatos Publicado en España en 2014. Sin duda lo merece, pues si algo poseen los relatos de Eloy Tizón es personalidad propia, una vuelta de tuerca al género del cuento.
Alfred Sargatal clasifica el cuento como «una narración corta, en prosa, de asunto o argumento ficticio y altamente significativo. Se caracteriza por el hecho de tener una trama sencilla, pocos personajes y detalles, y una acción reducida a un episodio o un aspecto».
Esta es una de la muchas definiciones del término, una forma de acotar las fronteras del género, de marcar normas que diferencien un cuento de una novela o novela corta, pero, ¿acaso las normas no están para saltárselas? Eso es lo que primero me impactó de la técnica de Tizón a la hora de abordar sus relatos, que no podían calificarse de «cuentos» si uno se atiene a la estructura del clásica. Y es que Tizón nos demuestra lo lejos que está el cuento de ser un género menor, un hermano pequeño de la novela o el ensayo, siguiendo la senda de aquellos que lo han hecho grande y que han demostrado que crear un relato requiere de altas capacidades de síntesis y dotes poéticas.
En el primer cuento o relato del libro, titulado «Fotosíntesis», el lector se encuentra con una narración sin historia aparente, de imágenes que se suceden, de metáforas enlazadas. En mi caso, acostumbrada a escritores de cuentos como Henry Jame, Kling o Allan Poe, un relato sin trama aparente me desconcertaba. Tal y como el mismo Tizón reconoce, este principio es parecido a un muro, que aquél que quiera descubrir las técnicas de iluminación debe superar. Igual que en la fotografía de la portada, el lector debe nadar de la oscuridad a la luz, adentrándose en un universo nuevo y desconocido hasta alcanzar la voz de un personaje destrozado psicológicamente que nos muestra la mezquindad, el abuso y la crueldad ególatra de su pareja en «El cielo en casa», o los pensamientos difusos de un padre que transmiten el horror de perder a un hijo en «Nautilus».
Sin embargo, diré que mi cuento preferido es precisamente el tercero, el que más se acerca a los de tinte fantástico que tanto me gustan. En «Ciudad dormitorio», emulando al mejor Hitchcock, una historia que parece llevarnos por un camino deriva en una trama totalmente diferente que nos plantea una pregunta: ¿Qué hay en la caja que le entrega su jefe a la protagonista y que contiene algo que se mueve? ¿Se deshará de ella como le pide su superior habiendo algo vivo dentro? Aquí encontramos otro desafío a las «leyes» de la narrativa respecto a la creación de expectativas, pero la resolución no puede desvelarse…es parte de la aventura que Tizón regala a sus lectores. La mirada fantasmagórica de este relato, como Tizón me escribió en su dedicatoria del libro, es un punto que nos une.
Su lenguaje metafórico, poético, simbólico, no es fruto de una inspiración susurrada al oído por Calíope, es el resultado, en boca del propio autor, de una ardua labor de reescritura, de reflexión en cada párrafo, en cada línea. Y es que Tizón es un maestro en lo suyo, y sabe que la excelencia se gana, no es un regalo de los dioses. No en vano, también es profesor de escritura creativa en las reputadas escuelas Hotel Kafka, Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja y en la Escuela de Escritores, entre otros centros. También he de destacar la charla ofrecida este pasado mayo para los alumnos de la «Escola d’Escriptura de l’Ateneu Barcelonès«, en relación a la elección de «Técnicas de iluminación» como lectura de los alumnos de Narrativa en castellano.
Y como apunte final, destaco de «Técnicas de iluminación» que lo que no se dice explícitamente se muestra con palabras brillantemente elegidas, logrando que el que lee participe del propio relato, y busque como el propio Tizón, la técnica, si la hay, que ilumine la existencia humana. Aunque quién mejor que el propio autor para comentar su trabajo:
Sin duda, Eloy Tizón ha entrado ya en la lista de los Maestros del cuentos con mayúsculas. Un escritor que espero que nos siga sorprendiendo. Buen análisis del libro, por cierto.
¡Gracias, Escuela de Escritura Creativa! El cuento es un género ha reivindicar.
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