Cuentos oscuros
El pasado 15 de noviembre de 2015, el jurado del II Concurso de Microrrelatos “Cuentos oscuros”, formado por María Posadillo Marín y los editores de Ojos Verdes Ediciones, falló el resultado de la segunda edición de este certamen. Días después recibí la noticia de que mi relato presentado había sido elegido para formar parte del libro recopilatorio, siendo seleccionado de entre entre las quinientas setenta y seis obras presentadas. Ciento cuarenta y un cuentos que transportan al lector a lugares tenebrosos, a la mente de psicópatas, a historias de fantasmas erráticos y con tintes nostálgicos…
Mis felicitaciones al ganador, Sergio Martín de la Torre, con el cuento oscuro “Gloria”, y al segundo premiado, Darío Navarro Álvarez, autor de“Jazmín y tabaco”.
Podéis adquirir un ejemplar del libro publicado en papel y en formato ebook en la web de Ojos Verdes Ediciones. Para abrir boca os dejo mi relato:
Estación de servicio
¿Cuándo llegamos? No paraba de repetirlo con su voz de pito. Mi sistema nervioso iba a desintegrarse. Cariño, lleva a mi madre a ver a mi hermano, ya sabes que mañana me toca reunión de ejecutivos. Te lo compensaré, cielito… ¡Cómo si pudiera compensar tamaña tortura inquisitorial! Cielito… ¡Paciencia de santo es lo que tengo! Que si llévala a hacerse la colonoscopia, a la peluquería, que si he quedado con las chicas para ir de compras y no puedo ocuparme de ella… Y la vieja siempre con la cantinela de que si no trabajo es porque soy un vago, que me va de perlas ejercer de mantenido. Y otra parada para ir al lavabo, la muy bruja, y otro establecimiento de carretera en el trayecto infinito a la casa del cuñado. Pero no otra tienda cualquiera: allí aguardaba la solución final, apoyada en el estante de las herramientas de jardín. Parecía sonreírme y susurrar: ¡Olvídate de esas dos y escapemos juntos! La muy coqueta me atraía con su magnetismo, con su forma redondeada. No te merecen, no saben apreciarte, abusan de ti… ¡Llévame contigo, me necesitas! Era cierto. Y estaba de oferta. Ahora hace un rato que no oigo quejarse a la arpía en el asiento del copiloto. En su lugar viaja una pala con restos de sesos, sangre y tierra. Soy libre.
¿Os atrevéis a pasar un rato de miedo? Haceros con un ejemplar, que se acaban…