La Fundació Joan Brossa y el MACBA
El pasado cinco de marzo de 2016 tuve la oportunidad de participar en una visita organizada por el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA) y la Fundació Joan Brossa al fondo dedicado al poeta y artista catalán, en el Centre d’Estudis i Documentació del museo. La visita, conducida por Glòria Bordons y Marta Vega, nos hizo adentrarnos en las salas de catalogación y conservación del material acumulado durante toda la vida creativa de Brossa.
El Centre d’Estudis i Documentació del MACBA ocupa actualmente el edificio junto al museo que fuera la sede del FAD antes de su traslado al HUB Barcelona. Componen el centro la biblioteca, con más de ocho mil volúmenes, y el archivo, que recoge la actividad de la institución y los fondos de artistas como Tharrats o el del escritor Joan Brossa. El material de consulta está al alcance del público, que solo debe pedir cita previa e indicar que información precisa. En este centro es donde hoy en día se ubica la Fundació Joan Brossa.
Tras fallecer Joan Brossa en 1998, el Ayuntamiento de Barcelona pasó a ser titular de parte de sus fondos, mientras la parte legada a Pepa Llopis estaba destinada a la creación de la Fundació con el nombre del autor. En 1999, Eloïsa Sendra, conservadora técnica de l’Arxiu Històric de la Ciutat, revisó, junto al historiador del arte Isidre Vallès, el material acumulado en el piso de la calle Génova y el estudio de calle Balmes. Un primer paso en la ardua tarea que aún continúa. En el 2012 se hizo efectivo un comodato entre la Fundació Joan Brossa y el MACBA, por el que el legado del escritor pasa a ocupar un espacio propio en los fondos del museo y formar parte de sus materiales de consulta por al menos veinticinco años. A pesar de llegar al museo con un gran trabajo de catalogación previo, llevado a cabo del 2003 al 2011, todavía quedan unos 20000 documentos por clasificar de los 50000 que tenía Brossa en su domicilio y estudio en el momento de su muerte. LLorenç Mas es quien realiza esta labor desde hace más de una década bajo la dirección de Glòria Bordons.
Escritor de inspiración incansable, Brossa producía manuscritos, notas y comentarios, correspondencia, esquemas e ilustraciones que se superponen en papeles finos, escritos a lápiz, aprovechados al máximo, y que requieren de una gran labor de conservación e identificación. Prolífico y genial, Brossa nos dejó un fondo compuesto de toda suerte de documentos, también fotografías y su biblioteca personal con más de 5000 volúmenes (literatura, teatro, magia…) y en torno a 6000 revistas, también incluidas en el proceso de catalogación.
Fue muy especial la selección de documentos que Glòria Bordons preparó y explicó con detalle y pasión a los asistentes a la visita. Una muestra del amplio abanico de lo que se conserva en el fondo, como son las cartas que el poeta escribió a su amigo Joan Miró, o las ilustraciones e invitaciones a actos del grupo Dau al Set, que fundó el mismo Brossa y que estaba formado por el filósofo Arnau Puig, junto con los pintores Joan Ponç, Antoni Tàpies, Modest Cuixart y Joan-Josep Tharrats. Los dibujos de Ponç y su correspondencia, la relación postal con el cónsul de Brasil, Cabral de Melo, gran amigo; las fotografías de su estancia en París (1956) acogido por Antoni Vila i Casas; manuscritos como el del Saltamartí (1963) o un ejemplar de Llibre nocturn (1970), realizado junto a Tàpies y su manuscrito original; el guion de No compteu amb els dits (1967), una de las películas nacidas de su controvertida colaboración con el director Pere Portabella… Todos ellos documentos fieles a la figura de Brossa, algunos insólitos como un billete de la Renfe con un escarabajo pintado, que pasará a ser una de sus obras de poesía visual que puede verse en las salas de exposición del MACBA. Repasamos y comentamos aquello que le inspiraba, informaciones sobre los protagonistas de sus escritos, notas, comentarios, toneladas de belleza intrincada, de pensamientos no siempre materializados, la magia que le atrajo desde niño, el Brossa humano que vivía rodeado de sus libros y papeles, sin televisión ni radio, que veía películas y escuchaba música en casa de sus amigos, que tuvo una novia sueca que conoció en Lloret de Mar…
La visita al Fons Joan Brossa nos descubrió otro de los rincones de Barcelona que proporcionan inestimables recursos a autores, investigadores e interesados. Agradezco especialmente la enriquecedora experiencia a Judith Barnés, de la Fundació Joan Brossa, y a Matías Rossi, del Departamento de Comunicación del MACBA, que tuvieron la consideración de invitarme junto al grupo de bloggers, escritores y profesionales de la Comunicación entre los que estaban Daniel Zapater (mosaicsdecultura.com), Jordi Cirach (curiosabarcelona.com), Laura Basagaña (llavorcultural.cat), Jaume Subirana i Ortín (jaumesubirana.blogspot.com.es) y colaboradoras de Time Out y la revista digital Núvol.