Hagadás: la exposición
Han pasado unos días de la Semana Santa y es un buen momento para recordar las fiestas pasadas y aprender algo más de las tradiciones de otras culturas y religiones. En el Salón del Tinell del «Museu d’Història de Barcelona« (MUHBA) se exponen, del 26 de marzo al 5 de julio de 2015, ocho hagadás o libros de Pascua judía que se crearon en la Ciudad Condal en torno al siglo XIV. En esta época de esplendor comercial, Barcelona acogía una destacada comunidad judía en constante contacto con sus hermanas del Mediterráneo y resto de Europa. Es un momento clave en la creación de libros ilustrados con miniaturas, y entre las producciones que salieron de los talleres barceloneses estaban estas obras de arte en las que participaron artistas judíos y cristianos.
La exposición del MUHBA reúne, por primera vez en seiscientos años, estas maravillas iluminadas que se dispersaron por el mundo tras la expulsión de los judíos de la Península Ibérica en 1492. Un siglo antes, una revuelta antijudía arrasó el «call» o judería de Barcelona, dejando trescientos muertos (aquellos que no se convirtieron al cristianismo) y un rastro de fuego y desolación en la que había sido, según Benjamín de Tudela «una comunidad santa de hombres sabios y prudentes y grandes príncipes». Las Hagadás catalanas pasaron a Italia y de allí a los Balcanes, Francia y la Europa germánica. Coleccionistas privados y posteriormente museos y bibliotecas las conservaron para la posteridad. El ejemplar de Poblet es el único que regresó, tras muchos siglos, a casa.
Los judíos de Barcelona y la Pascua
La judería de Barcelona tuvo sus orígenes alrededor de los años 875-877 d. C. A partir de estas fechas la comunidad fue creciendo en población y conocimiento, convirtiéndose en cuna de reputadas escuelas de teología, ciencia, filosofía, poesía y cábala a nivel europeo, con figuras como el traductor Abraham bar Hiyya (siglos XI‐XII), el jurista y teólogo Salomó ben Adret (finales del siglo XIII) y el filósofo Hasday Cresques (finales de siglo XIV y principios del XV).
La protección real no pudo evitar la masacre que acabó con siglos de historia y convivencia, pero las Hagadás nos remiten al tiempo en el que las familias judías se reunían para celebrar la Pascua judía o «Péssah», en la que se conmemora la liberación de los israelitas del yugo egipcio relatada en el libro del «Éxodo». Hasta el año 70 de nuestra era se peregrinaba al templo de Jerusalén para celebrar este acontecimiento, pero la destrucción del templo por las legiones romanas bajo el mando de Tito trasladaron los ritos religiosos al ámbito privado y familiar, a la cena llamada «séder», que revive la que el mismo Moisés y sus compatriotas compartieron previamente a su huida de Egipto y al milagroso cruce del Mar Rojo rumbo a la Tierra Prometida.
El «séder» no es una cena usual, en ella se deben seguir unos pasos mediante los cuales la mesa se convierte en un altar, el padre de familia en oficiante y los alimentos en ofrendas sagradas. Se come el «matsá», el pan sin levadura, y las hierbas amargas o «maror», que recuerdan la amargura de la esclavitud (en hebreo la Pascua también se denomina Hag ha‐Matsot o fiesta de los panes ázimos) y las prisas de los israelitas en abandonar la tierra del faraón. La importancia de los libros llamados Hagadás es la de marcar el orden de las lecturas, de los cantos, de los alimentos a ingerir para que el ritual se cumpla a la perfección. Las Hagadás suelen iniciarse con textos sobre el episodio bíblico e ilustraciones de las famosas plagas, de Moisés y el Faraón (como por ejemplo en la imagen principal de este artículo, de la Hagadá de Bolonia. Durante la cena, mujeres y niños tenían y tienen también su papel, especialmente los pequeños, para los que se indicaban sus intervenciones.
Los niños leen los textos sobre las diez plagas de Egipto, cantan el «¿Ma nixtannà?» (¿Por qué es diferente?) en el que se explica la trascendencia de lo celebrado, así como se hacen las preguntas reservadas a los cuatro tipos de hijos sobre la fiesta.
Las mujeres músicas aparecen en la obras realizadas en la Península, donde no había prohibición talmúdica al respecto, como se ve en la imagen inferior propiedad de la British Library.
Y al final de cena, ayer y hoy, la frase: «El año que viene en Jerusalén». La idea del retorno a la tierra de Israel se ha mantenido generación tras generación, lo que la exposición muestra a través de hagadás modernas.
El MUHBA organiza múltiples actividades con motivo de esta exposición, que se unen a las visitas guiadas que parten de la sede del museo en el barrio judío, inaugurada en marzo de 2015.
Destaco el diseño museográfico de esta exposición, producido por la empresa «Croquis», con su original división de los espacios que combina texto, imagen y un cuidado tratamiento del objeto, en este caso los manuscritos originales.