Reflexiones en Todos los Santos
Hoy es la festividad de Todos los Santos, en la que se celebra, según la tradición Católica, el día en memoria de todos los Santos Mártires y resto de difuntos fallecidos cristianamente. La fecha del 1 de noviembre se tomó prestada de la tradición pagana celta que celebraba la noche del 31 de octubre el Samhain o final de la época de cosecha (el nombre celta significa «fin del verano»). Una época de oscuridad, el invierno, empezaba, y en ese resquicio de tránsito, el mundo terrenal y el Más Allá se tocaban. El Samhain deribó en el actual Halloween (en inglés All Hallows’ Eve, «Víspera de Todos los Santos») y se convirtió en la fiesta que en la actualidad conocemos y que se ha extendido por todo el mundo desde los países anglosajones. En el siglo XXI la noche del 31 de octubre es una mezcla de homenaje al otoño (la Castañada en Cataluña, por ejemplo) y una explosión de guiños al mundo de lo oscuro, lo esotérico y paranormal.
Como le ocurriera a la Iglesia en sus primeros tiempos de sangrientas persecuciones, en los que el número de Santos y de Mártires aumentaba tanto que ya no podían tener un día especial para cada uno, así que los juntaron todos el 1 de noviembre, la vida que transcurre irreversible, aunque a veces ni nos demos cuenta, ha hecho que hoy sean muchos los que ocupan mis pensamientos y oraciones, mis difuntos y los de mis seres queridos.
Y en estos tiempos en que se pueden lanzar las cenizas de uno a la estratosfera en un globo, residir eternamente en un cementerio digital o dejar huella a través de un código QR, me quedo con la idea romántica de descansar entre las raíces de un árbol (el castaño en mi caso según el horóscopo celta) o con la gótica que impregna las narraciones de E. Allan Poe. Encendamos una vela por la voluntad, que es más fuerte que la muerte, y que se alimenta del amor cual Ligeias o Eleonoras.
Libros recomendados para Halloween
Lecturas relacionadas con lo terrorífico y mágico hay muchas, pero la casualidad, o las manos invisibles de los duendes, me han llevado a dar con dos sugerencias especiales.
El siguiente libro lo vi en mi biblioteca habitual y lo apunté como siguiente lectura, y justamente aparece un post en la fanpage de la editorial Valdemar anunciando su reedición. Se trata de:
Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural de Robert E. Howard.
En esta antología de relatos del autor de Conan el Cimerio y gran padre del género llamado fantasía heroica o sword & sorcery (espada y brujería), se recogen, entre otras, dos de sus más afamadas historias: «Las palomas de infierno» (Weird Tales, 1938) y «Los gusanos de la tierra» (Weird Tales, 1932). Lovecraft, amigo personal del escritor, dijo de esta última que era una obra maestra de lo macabro.
Otra recomendación es un libro de fotografías de osarios que vi por casualidad en la Casa del Libro:
El imperio de la muerte de Paul Koudounaris.
Este libro me recordó mi paso por el osario de Hallstatt, el pueblo más bonito de Austria, según dicen. Un toque inquietante a un paisaje lacustre y sereno, a los pies del lugar donde se halló la cultura material que dio nombre a la Primera Edad del Hierro Europeo. Durante generaciones, los habitantes de Hallstatt se enterraban en su pequeño cementerio durante doce años, tras los cuales sus huesos se depositaban en la capilla Beinhaus para hacer espacio (1800 cráneos en total y patrimonio de la UNESCO). Lo más destacado de este osario es el tratamiento de las calaveras, decoradas con el nombre del difunto y su fecha de fallecimiento y otros motivos artísticos, incluyendo hiedra para los hombres y rosas para las mujeres. Cuando la Iglesia autorizó las cremaciones se terminó el problema que las inhumaciones planteaban, siendo el último cráneo pintado el de una mujer que murió en 1983.
También os quiero dejar el enlace a la última exposición de la British Library de Londres «Terror & Wonder: The Gothic Imagination», que podéis visitar hasta el 15 de enero de 2015.